30 El miedo apestaba, te comprimía los pulmones, te obligaba a cerrar los ojos, rezar y pedirle a cualquier deidad que pudiera existir, que te salvara de una tragedia. La mujer que ahora mismo colgaba de una propiedad de dos pisos podía explicarnos lo que era el verdadero miedo. Una horrible muerte para alguien como ella. -Déjenla caer - Fue la orden del joven hijo. Los hombres que sujetaban a Bella titubearon, en sus caras se podía reflejar la incredulidad, la confusión. Kaden había dejado en claro que no quería su madre, era bastante evidente eso, el hecho de arrancarle los ojos y ahora dejándola colgando y ordenar algo como eso. - ¿Señor? - Un hombre parecía más incrédulo que el otro. Pero el segundo hombre no quería cuestionar al hombre que le daba su sueldo fijo, así que soltó el