Mucho se hablaba del rey despiadado en el que se había convertido Sirhan, no dejaba ningún enemigo vivo, quien se atreviera a pisar sus tierras era degollado casi de inmediato, la legión deambulaba por las aldeas, no había reino mas seguro que el de él,
Afuera todo se venía abajo, pero él seguía tan firme como siempre y nadie se atrevía a desafiarlo aún.
Todos querían estar con el mejor y no en su contra.
Y después de casi dos meses, Morgan y su padre, por fin tuvieron la oportunidad de reunirse con él.
Sirhan no tenía ganas de ser adulado por otros reyes, ni tampoco le importaba conseguir alianzas de otros reinos, ahora que se había casado con la hija del rey Morat, su imperio había crecido considerablemente.
Aún si no se hubiera casado con ella, él seguiría siendo el mejor de todos
