Sally Una semana después. Veo a Sebastián observar el cuadro que pinté mientras descansaba para que chocolatin, como todo el mundo decidió llamarle, se fortaleciera. Él pasa sus dedos por la imagen y sonríe. —Es precioso. –asegura mientras se recuesta a mi lado–, lo pondré en mi oficina. Deja un beso en mi frente mientras su mano acaricia mi vientre, siento extraño pero debo acostumbrarme por que a él le encanta hacer eso. —Mi preciosa Sally. –susurra acomodando su cabeza en mi hombro. Acaricio su cabello y lo escucho suspirar, muero por que todo se solucione y podamos estar juntos. —Tengo que hacer un viaje de negocios. –confiesa–, pero no quiero dejarte sola. —Pero no puedo viajar aún. ¿Cuántos días serán? —Serán solo tres días, pero sé que se me hará una eternidad lejos de ti