Richard
Vi a mi papá besarla y pasó sus ojos con lujuria por su escote expuesto antes de subir las escaleras, no le dije una palabra a él y tampoco a mí. Miré a Alicia y nuestras miradas se encontraron y ella me guiñó un ojo -a él también le gusta lo que ve-.
-Debería, es tu marido- di un sorbo a mi bebida.
-Pero tengo mis ojos más puestos en ti- dijo con voz ronca seductora.
Sonreí -sigue soñando-.
-Oh, vamos Richard, ¿cuánto tiempo quieres jugar a este juego de persecución? Ya me estoy cansando-
-Toma prestada más fuerza-.
No dijo nada durante un rato y no me molesté en mirarla. -Escuché que contrataste personalmente a tu secretaria ayer-.
Su mención de Hazel me recordó sus suculentas tetas y su dulce y apretado coño, la idea de cómo sabe y cómo su humedad ensució mi polla mient
