Ilan Lennox
Observó, desde el baño, cómo Fadyx se introducía con dificultad en su exoesqueleto. En la cama, un bulto cubierto por las sábanas imitaba perfectamente la figura de un cuerpo dormido, como si todo estuviera en calma, como si nada pasara. Pero no era más que una ilusión, una trampa visual para los ojos menos atentos. Fadyx lo hacía todo con cuidado, escondiéndose de las cámaras que, según ella, aún podía evitar. Lo que no sabe... es que hemos instalado más.
Las cámaras anteriores tenían fallas sospechosas — errores puntuales, interrupciones aleatorias — pero esta nueva versión no. Esta funciona con precisión quirúrgica. Ezra no le quita los ojos de encima al monitor, verificando los niveles de radiación de Fadyx con una calma que apenas disimula su tensión.
— Es probable que
