Siento todos mis músculos entumecidos y parpadeo un par de veces debido a la claridad que entra por la ventana, ya que no hemos cerrado las cortinas. Tengo todo el peso del cuerpo de Mark sobre mí y no puedo moverme. Su cuerpo está pegado al mío y siento su calor, es una estufa humana y a mí me viene bien, muy bien. Sonrío soñolienta al acordarme de la noche anterior y recuerdo por qué me duele tanto el cuerpo.
Intento levantar su pesado brazo con cuidado de no despertarlo, pero es imposible porque también tengo su pierna sobre las mías.
— ¿Dónde vas? —Murmura.
— A cerrar las cortinas.
— Hmmm… —Me aprieta más contra él y siento su erección matutina—, pero no tardes.
Su agarre disminuye y me levanto, completamente desnuda para cerrar las gruesas cortinas.
— j***r,
