Estamos paseando cerca del río. Hace un poco de frío y Chiara lleva puesta una de mis sudaderas que le quedan como un saco, aunque a ella le encantan. Caminamos en silencio mientras escuchamos la hierba debajo de nuestras pisadas. A pesar de haberlo contado todo, siento que aún queda un vacío muy grande entre nosotros. La confianza que teníamos antes ya no está y sé que, si vamos a intentarlo de nuevo, tenemos que volver a empezar.
Sus paredes han caído y ahora, estoy viendo a la verdadera Chiara, vulnerable y rota. Su máscara de chica dura conmigo, ha caído y me destroza verla así. Ella tiene ojeras debajo de sus ojos desde que salió del hospital y espero que esta noche pueda dormir algo más.
Ni siquiera puedo imaginarme lo duro que fue para ella vivir todo eso, y yo no estuve ahí, al
