Grace Anderson Un chico rubio con ojos azules y bonita sonrisa se acerca a mí con su mano extendida. La acepto y miro con nerviosismo a mi alrededor porque aún no me puedo creer que vaya a trabajar en un lugar como este. Había pasado dos años sola en Italia, pensando en rendirme muchas veces y volver a casa porque no todo el mundo era agradable conmigo. No todo allí era bonito. Los profesores eran duros y mis compañeros competitivos. Era una persona que le gustaba ayudar a los demás y eso de la competitividad no iba conmigo. No me consideraba mejor ni peor que nadie, solo intentaba superarme a mi misma en cada práctica y cada examen. No había ido allí solo a pintar, como la mayoría de creía, había tenido que estudiar densos temas y la mirada cansada que veía Jared a través del ordenado