La noche estaba avanzada cuando James finalmente pudo salir de su trabajo. La doctora Clara estaba empeñada en hacerlo perder el control y hacerlo renunciar, o bien, hacerlo caer en su sucio juego. Pero James tenía nervios de acero y no le tenía miedo. Podía resistir si él se lo proponía. Esa noche, James necesitaba tanto los brazos reconfortantes de Shelly, y a pesar de lo cansado que se encontraba, manejó hasta el departamento de Michael para verla un poco.
MICHAEL: James, te hubieras ido a descansar, mañana entramos los dos a las siete de la mañana… Bueno, pasa, pasa hombre… así descansarás lo antes posible… mañana te llevaré para evitar que manejes estando tan cansado…
JAMES: ¡Gracias, hermano! Eres un excelente amigo… me ayuda saber que cuento contigo… ¿Y Shelly?
MICHAEL: Está en
