James y Michael corrieron hacia la mesa, pero a mitad de camino, la gente se les quedaba viendo. Entonces comprendieron que se veían ridículos haciendo eso. Moderaron su andar, pero aún, uno quería estar delante del otro. Cuando llegaron a la mesa, fingieron que nada pasaba, pero los dos se veían retadores a los ojos, esperando hallar el momento para estar a solas con Shelly y hablar con ella.
JAMES: ¡Ah ya trajeron la comida! ¡Qué bien! ¡Y el vino, también! ¡Excelente!
SHELLY: ¡Sí… mi amor! ¡De hecho, Rose y yo, ya brindamos con una copa, por nuestro amor, James!- dijo Shelly, mientras le guiñaba un ojo a Rose.
JAMES: ¡Oíste! ¡Dijo nuestro amor, suyo y mío! ¡Qué pediste, fraile Michael! ¿Ostiones? ¿No crees que te pondrán más amargado?... ¡Yo también te amo Shelly, y no voy a dejar qu
