Michael tomó un sorbo de su café. —Bueno, tal vez él sea el indicado para ella. Su corazón se rompió cuando dijo eso y su café le quemó la lengua, pero todo esto, no dejó que su expresión cambiara; no quería que Gary viera lo mucho que le duele y tampoco quería admitir ante sí mismo que le dolía. Gary suspiró y sacudió la cabeza con amargura cuando escuchó eso, tal vez estaba equivocado, tal vez su jefe no amaba realmente a su esposa, pero lástima que la esposa ya lo ama; pero él nunca le dirá eso porque, le prometió a Sasha que no lo haría. —Voy a buscar los platos. —Desapareció en la cocina. Los dedos de Michael apretaron su taza y, por una vez, su expresión facial cambió, pero solo brevemente y recuperó la compostura antes de que Gary regresara a la sala de estar. Después del d