POV: MARÍA JOSÉ. El clima no podría estar peor, inmediatamente que pisé las puertas de la casa de mis suegros empezó a llover a cántaros. No me gusta mucho la lluvia, prefiero simplemente un clima fresco. —Gracias a Dios llegaste antes —con una manta cubre mis hombros y me entrega la tasa de chocolate caliente. —Gracias —susurro ronca, por todo lo que grité y lo mucho que lloré. Se sienta a la par mía acariciando suavemente mi espalda. —¿Qué te hizo mi hijo? Mira como estás —dice el señor González señalándome. —No pasa nada, es entre nosotros —llevo la tasa de café cerca de mi boca para soplar levemente. —De todos modos quiero hablar con él —insiste. —. Ustedes las mujeres siempre hacen eso, pero si se merece una paliza hay que dársela. Sonrío abiertamente después de esas