ALEX No sé a dónde nos va a llevar esto, pero cuando la dejo en su casa por la mañana hablamos de volver a vernos pronto. Se baja de mi coche y sus zapatillas van dejando marcas en la nieve que tienen amontonada en la entrada. Se inclina un poco para meter la llave en la cerradura y los ojos se me van. La boca todavía me sabe a ella y quiero enviarle un mensaje cuando llego a casa. Me lo cruzo de sopetón en la entrada. Me echa un vistazo: camiseta arrugada por estar toda la noche por ahí tirada y vaqueros que de milagro no me arranqué anoche de lo mucho que me dolía la polla. Eso por fuera porque si viera la marcas de uñas y cómo el cuerpo todavía me arde... —Feliz Navidad, hijo. Sospecho. Últimamente no me echa tanto en cara ser un perdedor. —Feliz Navidad —musito así como lo veo ir