Unos días más tarde, fui enviada junto a varios empleados de la empresa a Río de Janeiro a cerrar una negociación importantísima por un nuevo hotel. Para esa entonces, ya estaba en funciones de Gerenta General. Ese viaje me llevaría por lo menos 25 días, pues era algo similar a lo que había hecho en Nueva York cuando fui sola. Definitivamente este hombre no quería que me acercara a esos a quienes denominaba “traidores”. Pero de todos modos estaría junto a ellos. Al fin y al cabo, ¡para algo la tecnología había creado las video llamadas! Pero por supuesto, que no era lo mismo… aunque más valía que nos acostumbráramos porque, a como veníamos, sería nuestra única manera de estar juntos al menos por un largo tiempo… hasta limar algunas asperezas con Dante Ricci. Con el que, por cierto, so