A la mañana siguiente bajé a desayunar primero para que Rafael pudiera salir de mi habitación sin ser visto e ir a cambiarse a la suya. De esa manera, tampoco bajaríamos juntos y así evitaríamos levantar sospechas. Pero al parecer mi mirada perdida en algún punto fijo, mientras sonreía, me delató…
Carlo – ¡Alguien aquí pasó una muy buena noche y claramente no he sido yo! (susurrándome al sentarse a mi lado con su taza de humeante café americano y un plato con dos enormes medialunas de jamón y queso. Pero como lo ignoré, siguió hablando) ¡Se de alguien en Milán que querrá tener esta información privilegiada ahora mismo! (sonrió, al tiempo que tomaba su móvil y lo acercaba a mí para que viera como abría la ventana de w******p de Alessia)
Leti - ¡Qué tonto eres, Carlo! (por fin logró que
