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1412 Palabras
  Pensar que me iba a pasar San Valentín sola, no hubiera planeado nada con Caleb. Habíamos reservado en un restaurante con antelación. Pero nunca pensamos que iba a suceder esto, por eso no me gustaba hacer planes. Suspiro. Estoy viendo una película de comedia romántica, sola. Mamá salió con sus amigas, yo le dije que iba a salir con Even para que me dejara sola en casa. La verdad era, que iba a estar sola comiendo helado y viendo películas de amor. Deprimente. El timbre sonó y me levanté para ir a ver quien me venia a visitar en San Valentín, y vaya sorpresa que me llevé. —¿Caleb? Él estaba allí, parada en su forma con una mirada desolada y triste. En su mano llevaba un ramo de rosas blancas. Guau. Que detalle. —Te desapareciste por semanas, no me respondías. Y ahora estas aquí en frente de mi puerta, —me sentí enojada. Porque no sabia nada de él, creí que habíamos terminado. —Hola. Lo sé. Necesitaba tiempo. —Al menos hubieras dicho que ibas a desaparecer, hasta que estuvieras mejor ¿Quién hace eso? Desaparecer y no hablarlo. —Lo siento, se que hice mal. Pero estaba herido. Me mentiste. —Lo entiendo. Pero lo adecuado, era que habláramos. No huir y desaparecer por días, estaba preocupada. La verdad que no sé que es esto que tenemos. —Por eso vine. Aun tengo la reservación en el restaurante. Oh. —¿Enserio? —Lina, quiero que intentemos esto una vez más. Hablemos como adultos y lo resolveremos. —Caleb. —Lina Han, te quiero. Y creo que eres la chica perfecta para mí. Todo este tiempo que estuve a solas, me sentía tan vacío y destrozado, por no hablar contigo. Pero en verdad, quería darme cuenta que te necesito, que quiero que estés en mi vida todo este tiempo. Mis labios estaban entreabiertos. —¿Enserio? Sonrío. Y me corazón se aceleró. Mi celular sonó con un mensaje. Era Bastian. Y solo había dos palabras.   Estoy aquí.   Miré en la entrada. Bastian estaba mirándonos. Él estaba aquí, para hablar conmigo. Se acercó a nosotros, y vi a Caleb ponerse tenso. —¿Qué hace él aquí? —No sé. —Vete de aquí —escupió Caleb. —Vine a hablar con ella. No contigo. —Bastian —Advertí. —Lina. Todo este tiempo, mi vida fue una mentira, una vida que creí era verdadera, pero entonces llegas tu y me dices que soy un idiota, y que te perdí antes. Entonces, me doy cuenta que todo lo que viví hasta ahora, fue una falsedad. —¿A qué te refieres? —Mamá me enseñó las fotos cuando éramos pequeños, cuando éramos los mejores amigos. Ella me las mostró después del accidente. Y yo solo decidí, no volver a hablar con esa persona que estaba en la foto, eras tu. Por mucho tiempo te vi, y no pude recordarte. Se que intentaste hablarme, y volver a recuperarme. Pero te hice a un lado. ¿Por qué? Porque me dolía no poder recordarte. Me dolía saber que tenia una mejor amiga y que no podía recordar tan siquiera su nombre. Y para evitarte ese sufrimiento, decidí ignorarte. Lo hice tan bien, que llegaste a odiarme. Cuando me di cuenta, de lo que había hecho contigo, me sentí tan miserable. Pero no había vuelta atrás. Ya estaba hecho. —Bastian, vete —Caleb lo corrió. Para entonces, lágrimas estaban filtrándose de mis parpados. Esto dolía y mucho. Recordar el pasado. —Déjalo que termine —le pedí a Caleb. Su rostro estaba confundido. —Cuando te hablé en la fiesta, esa noche realmente quería bailar contigo. Y cuando me gritaste que me odiabas, supe que lo hacías tan fuerte que podría quemarme, si te tocaba. —Hace una pausa. —No sabes lo difícil que fue para mí, el verte de nuevo y no poder hablarte. Esperaba que me hubieras olvidado todo ese tiempo, pero no fue así. Intenté que me olvidaras, por eso te ignoré. Sus palabras son dagas. Apuñalan. —Todo este tiempo, hiciste un trabajo genial. Lo has logrado, Bastian. Te odio —tragué saliva. Había algo en mi pecho tan fuerte doliendo. —La decisión que tomaste, de botarme de tu vida, tan fácil. Fue la mejor, que hayas hecho hasta ahora. —Lo siento, Lina. Pero me di cuenta, que fracasé en intentar en retomar nuestra amistad. Quería algo nuevo, recuerdos nuevos. Que dejaras el pasado atrás, pero seguías trayéndolo al presente, nunca lo dejaste ir y eso me arrastró contigo. Eso me marcó. —Hace años, decidiste sacarme de tu vida. Ahora lo hago yo, Bastian. —Lina, por favor. —lágrimas se filtraron de sus parpados. —No puedo ser tu amigo —hace una pausa. —Porque te amo. Te amo, como mujer, no como a una amiga. Sus mejillas estaban húmedas, así como las mías. Se que era doloroso para ambos, pero no podía seguir soportando su mierda. Era inestable, y me estaba arrastrando con él. Y en el camino, era la mas destrozada de los dos. —Bastian, vete de aquí y vete de mi vida. No quiero verte de nuevo, elijo borrar mis recuerdos de la infancia, de la pubertad, de la adolescencia, todos mis recuerdos que tengo contigo. Los borro ahora, no te conozco. Así que vete de mi vista, extraño. —hay un nudo en mi garganta, al pronunciar esto, pero él necesita saberlo. —Te odio. Te odio, Bastian. Vete. Empuñé las manos, y tomé coraje. —Caleb, por favor. Vete igual. No quiero verte. Lo nuestro se terminó, ahora. —para entonces ya estaba llorando. —Lina. Déjame explicarte. —No quiero saber nada de ti, tampoco. Tengo el corazón roto. Me dejaste por semanas sin saber de ti, eso hacen los chicos que dicen quererme. —Lina. —suplica. —Lárguense de mi vista. Cierro la puerta, y me dejo caer en el suelo, con la espalda pegada a ella. Tapo mi boca, para no dejar salir los sollozos. Mi corazón esta en pedazos, las pulsaciones se vuelven erráticas. He sido una tonta, todo este tiempo. Creer que, en verdad, alguien podría quererme en su vida. Que un chico podría ser quien me amara de verdad. Idiota. San Valentín, era una mierda. Me rompieron el corazón en mil pedazos, dos chicos el mismo día, a la misma hora. Que chiste.   ***   Ignoré las llamadas de Caleb y de Bastian. No fui a clases por una semana, le dije a mamá que dijera que estaba enferma. Me estaba marchitando. Creo que estaba muy enferma del corazón. Le tuve que contar a ella sobre los chicos, se que me entendería. —Sé fuerte —me dijo esa noche en mi habitación. —Es demasiado dolor, mamá. —Lo sé. Pero eres una chica fuerte, puedes con esto.   Entendí entonces, que las personas mienten para protegerse. Mienten para no lastimar a otras personas, que dicen querer. Solo que no entiendo, el hecho de que la mentira pueda gobernar en la vida diaria de las personas, ellos terminan convirtiéndose en una mentira. En una falsedad. Bastian, era falso. Era mentiroso y era un idiota.   ***   Decidí regresar a clases. Bastian me miraba, pero no se acercaba. Even me dio apoyo emocional. —Realmente, lo siento. —Even, no digas eso. Tu no tienes la culpa. Ellos la tienen, pero la tengo más yo, por dejar que entraran en mi vida. —Rompiste la regla. Dejaste que el huracán entrara a tu zona de confort. —Lo sé.   ***   Me cambié de gimnasio. No quería verle. Caleb fue a mi casa, una vez más. Mamá lo recibió y dijo que no iba a verme. Me defendió. Después me llamó. Esta vez le respondí. —Esta será la última vez que hablemos. Te dejaré hablar. —Lina. Lo siento, enserio. No era mi intención dañarte. Te quiero y no quiero perderte. Eres lo mejor que me ha pasado. Por favor, perdóname. Mi corazón dolía. —Caleb, te quiero. Pero no eres lo que necesito ahora. —hago una pausa. —Estoy muy dolida. No puedo pensar con claridad, pero algo si sé. No quiero a una persona, que me deje por semanas, después de una discusión. Quiero a alguien que me enfrenté con los problemas, que hablemos y podamos resolverlo juntos. Quiero un equipo. Por eso no puedo estar contigo. Te perdono, pero no creo que debamos seguir hablando ni viéndonos. Este un adiós, gracias por lo que tuvimos. Cuídate. Colgué. Cuando terminé la llamada, mi corazón se apretujo y dolió. Lágrimas se filtraron por mis parpados nuevamente. Esta vez, fue más para un gran paso. Pronto debía graduarme. Y tenia que tener mi cabeza sin pensamientos que la distrajeran.
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