La angustia era grande. Ella estaba super asustada, tenía sus pupilas dilatadas y el pecho le subía y bajaba; no entendía bien, ¿qué le habrá sucedido? - ¿Qué tienes? —Cuestioné— ¿qué te pasó? Tragó grueso. —Es algo horrible. —Murmuró. Me acerqué a ella para tomarla del brazo y llevarla a que se sentara en el sofá. Estaba muy asustada, creo que le daré un poco de agua para que se calme. —Ya vuelvo. —Le dije. Me dirigí a la cocina; Saqué un vaso y lo llené de agua. Al volver se lo entregué. - No creerás lo que miré cuando venía para acá. —Dice, poniendo el vaso de agua en la mesa, después de haber dado un trago. Alcé una ceja, en forma de pregunta. - Era algo ... horrible. —Me miró - Miré a un lobo —sentí una punzada en mi pecho— Se estaba comiendo a un venado. Me llevé una mano al