Alessandro. Han pasado tres días y no me he movido del hospital, Raven aún no despierta. Mi estómago duele, pero es ignorado por el dolor en mi corazón por ella y mis bebés. Jacob y Elizabeth fueron a casa a cambiarse de ropa, espero que vuelvan pronto, sé que si mi Raven despierta los necesitará. Después de dos horas, Elizabeth llega, pero sin el maldito de Jacob. Camina hacia mí y no puedo ni verla a los ojos, no merezco hacerlo. —Alessandro, te traje un poco de comida, por favor, come un poco y después quiero que me acompañes, te enseñaré la tumba de tus hijos. —No sabes como te lo agradezco, Elizabeth. La miro y ella es igual a Raven, una rubia hermosa de ojos verdes. Mi niña será como ella cuando tenga su edad, y no solo eso, es tan amable y buena como Raven, ahora sé a qu