Al abrir la puerta, el eco de los pasos se escuchaba al entrar todo envuelto en sabanas con polvo encima que se había acumulado durante un poco mas de dos años.
La cortinas cerradas le daban un aspecto mas solitario y olvidado gracias a mi; la obscuridad reinaba en mi casa.
Sobre la mesa de la cocina también se distinguía el polvo del verdadero color que esta tenia al tocarlo; tantos recuerdos invadían mi mente que había olvidado la razón de mi visita incluso de que Thomas estaba en la otra habitación.
–¿Podrias darte prisa?–Pregunto Thomás en un tono muy descortés y enfadado.
–¿Cual es tu problema?–respondí de igual manera.
–Olvidalo......solo apresurate..... No quiero que noten que estamos aquí
–Nadie lo notará, ¿Esta claro?–el comportamiento de Thomás era totalmente extraño, apesa
