Capítulo 32. Destruida Narra Ana Paula Lozano. Observo el celular, el que él me dio. La impotencia y la humillación crecen en mi pecho, y duele. Realmente ni siquiera sé qué era lo que esperaba, pero no era esto. Dudo unos minutos, viendo su número y el ícono para enviar un mensaje. ¿Qué podría decirle? ¿A caso contestaría para darme una explicación? Es mejor que quedarme así, de brazos cruzados viendo cómo todo avanza. Necesito quitarme esta carga, esta cólera. Presiono el ícono de mensaje, y comienzo a escribir lo que mi mente va desahogando. “Merecía una explicación. No soy juguete de nadie, y me usaste como quisiste. Sabías que estaba recién casada, te metiste en mi cabeza y me hiciste caer. ¿Y te vas sin decirme nada? No es justo. No fue justo lo que hiciste conmigo. No te perdo