Capítulo 61. En mis manos. Narra Marco Rouge. Llegamos al edificio y estaciono el auto en el garaje subterráneo, me río porque sea quien sea la persona que estaba detrás de mí, me subestimó demasiado. Intento despertar a Ana Paula pero aún está completamente sedada. Se supone que esta droga, en la dosis recomendada, me dejaría manipular su mente a mi antojo, así que mientras ella estuviera bajo sus efectos, sería completamente manipulable y ese es un punto a mi favor. La llamo varias veces y no reacciona. «¡Demonios! Me tocará cargar con ella». Salgo del auto y lo rodeo para llegar hasta ella, abro la puerta y la cargo entre mis brazos, recostando su cabeza en mi pecho. A veces pienso que si ella se hubiera interesado en mí desde un principio, todo estaría mejor. Pero no, siempre