No debería importarme. Es más, debería estar feliz porque me han devuelto mi libertad. Pero lo cierto es que sí me importa, y la última cosa que quiero de vuelta es mi libertad, porque no soy feliz, no si libertad se traduce a mi vida sin él. ¿Ven a qué niveles estoy llegando? Hace unos meses yo amaba mi soledad, era suficiente para mí, estaba tan acostumbrada a ella que la sola idea de alguien invadiendo mi territorio y uniéndose a mí ante la ley, me causaba pánico. Ahora, lo que me causa pánico es que ese alguien cruce el océano de vuelta a su hogar. ¿Por qué? Quizás porque antes nunca supe lo que significaba estar acompañada, nunca supe lo bien que se siente el despertar en la mañana y salir sonriente de mi cuarto, consciente de que afuera hay alguien esperando por mí. Eso quizás y

