[SANTIAGO] Cada beso y cada caricia que nos damos es especial. Es como si necesitáramos del otro para sobrevivir, pero no sé porque lo dudo si es así, ella es mi aire vital. Nuestras prendas van desapareciendo y cayendo en el piso de esta habitación de hotel donde quisiera mantenerla prisionera por tiempo indefinido. Nuestras manos recorren el cuerpo del otro explorando cada rincón intentando memorizarlo, y conocerlo aún más, el fuego crece y va quemando todo a su alrededor. Es demasiado el amor que siento ella, tanto que lo único que quiero es hacerla feliz y sé que si logramos ser padres ella lo será. —Te amo— le susurró al oído después de caer sobre ella encima del colchón. Sus ojos se fijan en los míos antes de volverme a besar y con una de sus manos acaricia mi rostro con ternura,