Adara estaba sin palabras, había esperado escuchar gritos, había esperado un castigo por parte de su padre. Pero lo que menos había esperado era consideración, ni palabras amables. Sin saber que decir hizo una reverencia como signo de respeto y humildad; dio la vuelta con cortesía hacia su padre y se retiró. Al salir de la oficina de su padre, Adara vio a todas sus hermanas en el pasillo. Ellas la estaban esperando, felices de verla y parecían tener mil preguntas para hacerle. Laila y Liria fueron las primeras en acercarse, ellas la abrazaron con gran emoción. _ Estamos felices que estés de vuelta Adara, te extrañamos mucho. Dijo Laila mientras se aferraba a la cintura de su hermana. _ Yo también las extrañe mucho pequeñas revoltosas, ¿Están bien? Liria asintió con la cabeza. _ A