Esa noche Adara se despidió de sus hermanas. Prometiendo volver pronto a visitarlas. Cuando llegó la hora de dormir, todas invadieron su habitación, incluso Sila. Se metieron en la cama y durmieron todas juntas, como cuando eran pequeñas.
Al día siguiente, Adara despertó con una de las gemelas aplastándole un brazo. Ella la movió un poco para sacar su brazo. Sila se despertó al sentir que Adara salía de la cama y le preguntó.
— ¿Te encuentras bien?
— Si.
Sila estaba atrapada entre los brazos de Sarina y Marina, así que no se esforzó por salir.
— Creo que deberíamos levantarlas.
— Si, compartamos una última comida antes de que me vaya.
Adara se iría ese mismo día. Sila empezó a mover a sus hermanas, dando codazos y empujandolas con el pie, hasta que todas estuvieron despiertas.
— A
