Cuarenta y dos

1881 Palabras

Alek Cerré la puerta detrás de mí y seguí a mi madre hacia el pasillo, ella le dio la espalda a la pared y se cruzó de brazos, antes de mirarme sin decir nada. Su silencio hizo que yo comenzara a hablar. —¿Qué haces aquí? ¿Has venido a atormentar a Ariana?, porque no voy a permitir eso —le advertí y vi cómo mi madre elevó su cejas. —¿Atormentar? Dios santo, Alek, no nos hemos visto en casi un año, ¿y es lo primero que tienes que decirle a tu madre? —Te llamé —le recordé y la vi mirar en otra dirección, antes de pasar una mano por su cabello rubio perfectamente peinado. —Deberías agradecer que yo esté aquí en vez de tu padre, él no tiene nada bonito que decir sobre tu mujer, ni de su hermano; por no mencionar la guerra que decidiste tomar como si fuera tuya. —No la llamaría guerra —

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