—Eres un cínico —musité—, No importa cuantas veces me gritas, amenaces o golpees, jamás aceptaré volver a tener algo contigo, prefiero morir antes de darme por vencida. —Eres una insolente —murmura Giovanni entre los dientes tomándome de la quijada mientras intentaba no quejarme del inmenso dolor que sentía—, ¿Así va a ser siempre? Realmente intento que nos llevemos bien, enmendar los errores del pasado. Sabes que, es mejor que no sigamos hablando —Él alejó su mano de mi quijada—, es mejor que vayamos a comer. —No me vuelvas a tocar en tu vida —espeto molesta detrás de él, viendo como él se aleja en dirección a la que supongo que es la cocina. —Yo voy a hacer lo que se me dé la gana contigo porque eres mía, eres mi esposa de por vida, te miraré, tocaré y besaré si se me antoja. Una fue