CAÍDA CUARENTA Y CINCO “¿Qué carajos fue eso?” Héctor la alcanzó en los corredores saltando de emoción. “¿Estás contento, dueño mío?” bromeó quitándose el casco. “¿Contento? ¡Eso fue la cosa más asombrosa que haya visto jamás!” Tony se adelantó, “¿puedo tomarme una selfie contigo, Patty? Le voy a contar a mis amigos sobre este partido y no me lo van a creer”. Patty se volvió hacia Héctor. Héctor levantó las palmas de sus manos. “Tú decides”. “Oh, ¿por qué diablos no? Ven acá hombrecito repugnante”, dijo, y se tomaron la selfie besándolo en la mejilla. “Está en choque, sí, está ido. Se recuperará, déjalo tranquilo ahora. Patty, ¿en verdad vamos a cobrar ahora? “Sí”. Phobos parecía enojado. O quizás esa era su cara normal, sólo un ceño con cicatrices. “¿Entonces? ¿Puedes enviarme