... - ya les di lo que querían, no hay motivo para que sigamos con este matrimonio – sonrió observándola ya que me causa muchísima gracia lo que acaba de decir. Rápidamente la tomo de la cintura pegándola a mi cuerpo y la apretó un poco fuerte cuando trata de alejarse. - Eres bellísima – digo acercando una de mis manos a su rostro y es verdad. Ella parece un jodido Ángel – me darás hijos bellísimos. – la veo estallar en una sonora carcajada lo que me molesta. De un rápido movimiento la siento sobre mi escritorio dejándome en medio de sus piernas. - No le veo la gracia – digo acariciando su espalda sobre la ropa hasta encontrar una parte de su piel desnuda. - Deja de tocarme – dice molesta a lo que beso su cuello. - Por que dejaría de hacerlo. Eres mi esposa – respondo observándola a lo