Milán, Italia
Bárbara
—¿Oz?
—Nena, ¿estás sola?
—Dame un minuto.
Justo cuando más ocupada me encontraba, las insistentes llamadas de un número desconocido me obligaron a contestar descubriendo que era mi hermano, pero algo en su voz me había preocupado.
—Ya. ¿Qué ocurre?
—Debemos reunirnos cuanto antes, por fin pude saber quiénes son Marion y Perla, al comienzo tenía una corazonada, pero ahora está confirmado.
—¿Son las hijas de Isma?
—No tengo las pruebas de paternidad, pero eso es lo de menos, Barb, lo que descubrí de ellas no es bueno.
—¿A qué te refieres? —pregunté temerosa con el corazón en la mano.
—Ellas representan un peligro para todos y debemos actuar cuanto antes, pero primero debemos vernos para explicarte bien.
—Ahora me encuentro en Italia, pero viajaré lo antes
