Lucero Regresamos rápidamente al auto de la misma forma en que ingresamos al edificio, todos nos acomodamos y el chofer arrancó en el acto alejándonos del lugar. —¿En qué terminó todo, futura señora de Qattan? —preguntó Karhel con mucha seriedad. —Llegamos a un acuerdo. —¿Y por qué no te ves feliz por tu hazaña? Deberías estar celebrando. —Debería… —murmuré con la misma opresión en el pecho que había sentido desde que Omar dijo lo que quería en lo que todo quedó en silencio. Tomé rápidamente mis prendas y me cambié sin decir nada esta vez, pensando únicamente en lo que había hablado con ese hombre antes de salir de su oficina. —De Almeida —levanté la mirada a Karhel tras poner mi camiseta. —Hiciste un buen trabajo —fruncí mi ceño sin comprender bien a qué se refería. —¿Acaso escuch