Amal
Ahmed y yo hemos sido amigos desde la infancia, nuestras familias siempre fueron unidas y eso nos permitió mantener una amistad que se ha mantenido firme hasta el día de hoy, sin embargo, con el paso de los años fue inevitable que la palabra matrimonio no entrara a nuestras vidas, era parte de nuestra cultura y para nosotros, que éramos hijos de poderosas familias, sería inevitable escapar de ello.
Uno de mis mayores sueños fue casarme con él, desde niña tuve un sentimiento especial que fue creciendo hasta transformarse en amor, pero este nunca fue correspondido por él y a la edad de diecisiete años mis padres me arreglaron un matrimonio con un gran empresario que duplicaba mi edad, como siempre, las alianzas entre familias trajeron prosperidad económica mientras yo me desmoronaba p
