JHON. Paseo con la criatura en mis brazos sonriendo, es lo único que me calma, ver sus ojos, verla sonreír, hasta verla llorar. —Opino que deberías decirle que empezaste a retirarte del negocio, eso cambiaría muchas cosas —comenta mi hermana. —Ayer me llegó la solicitud del divorcio, Patricia está firme en su decisión y sabes como es ella, además le mencioné a Henrry —confieso sin apartar la mirada de la niña. —¡¿Qué?! Por Dios santo, Jhon, eso fue hace trece años, y sabes lo que significa para ella —Lo dije en un momento de mucha rabia, ni siquiera pude tocar a los niños, con seis meses sin verlos, parece que se está acostumbrado s vivir sin mí —digo colocándome frente a la puerta del patio, mientras palmeo despacio la espalda de la criatura. —La hiciste sufrir mucho, Jhon, pero sé