Ella duerme plácidamente sobre mi pecho, me encanta ser el que despierte primero para poder observarla dormir. Retiro mechones de su cuello y beso su nuca. Se mueve entre mis brazos y se acomoda sobre mí. Abre los ojos y me sonríe, eso es más que los buenos días, su sonrisa, es lo mejor que puedo ver en las mañanas. —Buenos días —Beso castamente sus labios. —A veces siento que sólo verme despertar en las mañanas te saca esa sonrisa, eres un amargado casi en todas partes. —Excepción de casa. Tengo algo que contarte, es muy importante, no me dejaste decirte y luego con tantas cosas no pude. Levanta su cabeza de golpe y apoya su codo dejando su mano bajo su cabeza. —¿Qué es?—pregunta, asustada. —Recuerdas cuando tuviste el aborto, el doctor me dijo que ya no podrías tener más hi