Al parecer él está más atónito que yo, se acerca a mí con pasos lentos hasta estar cerca y tocar mis hombros.
—¿Estás segura?
—No lo sé —confieso. No tengo idea de si podría ser o no.
—No quiero que eso ponga en riesgo tu vida, debemos llamar al doctor —se aleja para tomar su celular, pero retrocede, se acuerda de un dato muy importante.
Gira a verme, y le sonrío.
—Nueva vida —me encojo de hombros.
—No es nada que contrate a un doctor personal, puedo hacerlo ¿verdad?—pregunta arqueando una ceja incómodo.
—¿Y no podríamos ir al médico como las personas normales?
Rasca detrás de su cabeza.
—No te preocupes —le extiendo mis manos, y él las acepta. —. No es nada, además seré paciente contigo.
—¿No hay una manera para saber tú misma si estás embarazada?—pregunta.
Sé que ya debe estar
