16. ALIANZAS INDESEADAS

1859 Palabras
Sabía que Lucho me pondría a trabajar horas extras el fin de semana, pero cuando dijo que me exprimiría como a una naranja, era cierto, me sacó hasta la energía que no sabía tenía dejándome muerto el martes, y sí, digo martes puesto que, para desgracia mía, justo este lunes fue festivo y él no desaprovechó ese día con tal de mantener mi mente ocupada, por suerte me dio el día de ayer libre para descansar siendo IMPOSIBLE salir de mi casa, pero hoy tenía que estar devuelta al rodeo. —¿Dormiste? —preguntó cínico irradiando una enorme felicidad maliciosa al saber cómo debió traerme el martes a mi casa a las cuatro de la madrugada. —¿Qué más esperabas después de todo lo que me pusiste a hacer? —Fue por tu propio bien y no puedes quejarte porque todo salió excelente, reventaste esos bares, e incluso hubo gente haciendo fila pidiendo segunda función. ¿Ya lo olvidaste? —es un exagerado en ocasiones, pero sabe lo que hace cuando se trata de trabajo. —Claro que no, jamás me había ocurrido y lo sabes —abrazó mis hombros dirigiéndonos al ascensor. —Te lo mereces, has trabajado duro por esto y pronto comenzaremos a llenar estadios. —Claro, para pasarle el micrófono a los verdaderos cantantes —bromeé sarcástico. —¡Ey! No quiero esa actitud aquí, así que mentalízate que llegaremos lejos porque así será, pero por ahora necesito decirte algo. —Presiento que no me gustará. —No y a mí tampoco me agrada la idea, pero esta vez alguien se salió con la suya. —Suéltalo. —Me llamaron para una campaña donde están reuniendo a varios artistas, es una propaganda de recaudación y muchas estrellas han confirmado, pero entre estas te llamaron a ti y a Carlos y como los represento a ambos, ya imaginarás mi desconcierto por la “increíble casualidad” —resaltó sarcástico haciendo las comillas con sus dedos. —¿Y qué hay que hacer? —Serán unas fotos, unas pocas grabaciones y se acabó, pero llevará el resto del día y de igual forma lo harán por separado, ahora la pregunta es: ¿Quieres participar? —Creí que me estabas informando, no pidiéndome permiso. —Caso especial, así que tú decides. —No lo sé. ¿Qué me aconsejas como representante? —Tómalo. —¿Y como amigo? —Déjalo. —No la pones fácil. —No tengo por qué, ya estás bastante grandecito para decidir. —¿Y por qué no hiciste lo mismo la semana pasada con lo de Cata? —Por el mismo motivo por el cual la llamas “Cata” y no Catalina —esa inquisidora mirada era mi condena y como yo quiero seguir viviendo… —Bueno, no se diga más, después de ti. (…) En el lugar vestí la indumentaria que nos dieron y después debía pasar a maquillaje para la primera sesión, aunque se me hizo extraño al salir que Lucho estaba discutiendo con el fotógrafo y por lo que podía apreciar a la distancia, estaba a nada de botar humo, pero parece que al final perdió la pelea porque se me acercó hecho un toro. —¿Qué dijo? —El muy cretino saldrá de viaje y adelantó la sesión llamando a varios para fotografiarlos por grupos, pero el idiota de su asistente no me avisó porque Carlos y tú están conmigo y no lo consideró necesario, así que lo llamó antes de tiempo y ahora tendrás que hacer la sesión con él. —Descuida, son solo unas fotos, no hay problema. —¿Estás seguro? —No dejaré el trabajo tirado si ya estoy aquí, sabes que no soy de esos. Yo y mi gran boca, todo con tal de no arruinar mi imagen profesional; sin embargo, y como era de esperarse, comenzaron las fotos solo conmigo puesto que Carlos se retrasó, eso, sumado al tiempo que usan para maquillaje, peinado… Bueno, supongo que al deberíamos estar agradecidos de que es hombre y no mujer o sería el doble de tiempo (nótese el sarcasmo). Una vez listo nos organizaron en diferentes escenarios, nos dieron las indicaciones y unas cuantas líneas, pero los peores momentos para ambos era cuando nos tocaba juntos siendo evidente la incomodidad, lo que comenzaba a molestar al fotógrafo y de paso a Lucho quien se ha mantenido en silencio todo este tiempo, pero él tiene un límite y este finalmente llegó cuando detuvo todo acercándose a nosotros. —¡No me importa qué problemas tengan, pero los dejan fuera de este lugar, allá pueden ser o hacer lo que les dé la gana, pero aquí están trabajando y su pésimo trabajo complica el de ellos! ¡Así que cumplen con su obligación o hablen de una vez para sacarlos del proyecto, pero no quiero otra queja de él! ¿¡Entendido!? —señaló al fotógrafo quien estaba tan impactado como los demás por el estruendoso regaño, entonces Carlos y yo asentimos sin rechistar. Lucho es muy bueno por las buenas, pero por las malas es mejor no contradecirlo ni meterse con él, muchísimo menos cuando tiene razón. Esta vez nos enfocamos en lo que teníamos que hacer dejando más tranquilos a todos al poder avanzar, pero más temprano que tarde fuimos detenidos al llegar el director junto al representante de Catalina y ella, quien no tardó en correr hacia el fotógrafo saludándolo como buenos amigos. No tenía que preguntar nada para saber que Lucho estaba pensando lo peor y casi podía imaginar lo que me diría después cuando estuviésemos a solas, aunque la patada para él vino cuando el fotógrafo ordenó a Catalina cambiarse rápidamente para que estuviera en la sesión con nosotros al ser incentivado por el director, quien dijo querernos a los tres en una portada. No entendía nada de lo que estaba pasando, casi parecía una incoherencia y un pésimo chiste, pero al final debí callarme y soportar el cambio de último minuto. Así, con Catalina en medio y Carlos al otro lado, este triángulo amoroso quedó marcado en las diferentes fotografías que nos sacaron recordando la última sesión cuando la acompañé, solo que esta vez, al estar yo a su lado y el de su amante, ella intentó llamar mi atención con disimulo y de no ser porque la conozco bien creería que estaba siendo muy profesional en su trabajo, pero ya que esa vez también fue tan profesional, solo puedo concluir que quizás no la conocía tanto como creí. —¿Andy? —ingresó tímida al camerino en lo que yo terminaba de recoger mis cosas—. ¿Tienes un minuto? —Te escucho —respondí a secas. —Solo quería darte las gracias, me gustó mucho trabajar contigo y espero que podamos estar en otros proyectos. —Lo dudo, te recuerdo que estoy en la industria de la música y tú en el modelaje. —Igual sigue siendo el mundo del espectáculo y nos encontraremos. —Catalina, estoy agotado y quiero irme, así que si no tienes nada más qué decir… —posó nerviosa sus manos en mi pecho, pero más lo estaba yo por dentro aun cuando por fuera me mostrara implacable. —Todavía pienso en nuestro encuentro la semana pasada y me gustaría invitarte a comer mañana. —Estaré ocupado. —¿Qué te parece el viernes? Puede ser un almuerzo. —Estará ocupado —intervino Lucho cual novia celosa. Creo que debería contratarlo más para eso y para ser mi madre que mi representante. —Debe comer algo, no puede estar trabajando todo el día —le reclamó ella. —Descuida, yo me encargo de que coma bien y no se salte nada, ahora deja a mi cantante que tenemos trabajo por hacer. Vámonos, Andrés. —Andy… —Que estés bien —tres palabras y una salida rápida, pues no me quedaría en medio de esa tercera guerra mundial ni a bala. —¿Que estés bien? ¿Es en serio? —recriminó Lucho en cuanto subimos a su auto. —¡¿Y qué más querías que le dijera?! ¡Ustedes estaban a punto de lanzarse como perros de pelea y yo solo quería irme tranquilo! —Más te vale o juro que la próxima vez te sacaré de la barba donde te atrevas a quedarte a solas con esa mujer. —Es el colmo, eres mi amigo y representante, no mi madre ni mi nueva novia. —Te aseguro que de ser tu novia, ya le habría arrancado las extensiones a tu ex, así que no me molestes y prepárate que el fin de semana volverás a trabajar duro —ordenó tiránico. —Lucho, no seas así, deja de descargarte conmigo que no tengo la culpa de que ella apareciera. —No, solo tienes la culpa de dejar que te arrastrara hasta su departamento y te bajara los pantalones, pero por primera vez le agradezco a Marla estar en tu vida o yo mismo te habría arrancado lo que tienes en los pantalones por idiota. Mejor me callo y me enfoco en lo mío, no vaya a ser que le dé por cumplirlo, aunque ya me estaba cansando de su actitud, en verdad no sé qué le pasó si se suponía que estaba muy bien cuando nos encontramos en la mañana, es decir, sé que se molestó por lo de Carlos y más con la llegada de Catalina, pero creo que ya está exagerando. —Andrés… —No me vas a dar otro sermón o amenaza que ya entendí el punto. —No, solo… Disculpa, hoy fue un día complicado y me descargué con todos, en especial contigo. —Sé que fue difícil con Carlos y Catalina, pero es trabajo, tú mismo lo dijiste y debemos enfocarnos en sacar un buen producto. —Lo sé, discúlpame. —¿Hay algo que me ocultes? —exhaló con pesadez al detenerse en el semáforo y se apoyó hacia atrás bastante agotado—. Somos amigos, sabes que puedes contarme. —Es una chica, no es nada serio, pero a veces me desespera y justo hoy lo hizo cuando estábamos en la sesión. —¿Debo preocuparme por lo que hizo o por el hecho de que tienes novia y no sabía? —¡No es mi novia! —recriminó. —Pero te gustaría —bufó resignado asintiendo—. Hazme un favor, los asuntos personales déjalos fuera del trabajo a no ser que sea importante y si es así avísame, pero no te desquites otra vez solo porque ella no contesta tus mensajes ni llamadas. —¿Cómo lo sabes? —Que me estuvieran fotografiando, no quiere decir que no estuviera viendo a mi alrededor y más porque te mueves de un lado a otro cuando el estrés te gana. —Sí, parezco un buitre —bromeó más tranquilo—. Gracias, solo por eso te daré el viernes por la noche libre de mí. —¿Por eso o por ella? —¡¿Quieres trabajar o no?! —¡Sí, mamá, tranquila! Quién diría que ocultaba un problema de amores…
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR