Últimamente he venido creyendo que quizás mi mala racha ya está desapareciendo y finalmente puedo volver a mi vida anterior, aunque sin una novia y sin un mejor amigo, pero sigo teniendo salud, mi carrera, a mi familia con vida, a un gran amigo y representante como Lucho, y a ella, mi hechicera de ojos verdes tan mágicos, resplandecientes y misteriosos como ella.
Por esa razón decidí armarme con mi guitarra y caminar, no hubo un destino en específico, solo un trayecto sin rumbo fijo que me mostraba la vida misma en su máximo esplendor a través de las grandes y pequeñas cosas que le dan sentido al día a día de todos y que pocas veces nos sentamos a pensar, pero más importante, a agradecer por estas, porque no importa en qué creas ni a qué religión pertenezcas, estamos vivos y eso ya es una enorme razón para agradecer al universo.
Llegado a una plaza encontré a varias personas caminando, otras con sus parejas y/o amigos y también solos, todos aquí reunidos en un mismo punto. Sin más, saqué a mi más fiel compañera de aventuras convirtiéndonos en uno solo en medio de este planeta, poco a poco varios se fueron acercando con sus cámaras, otros más osados cantaban conmigo y aquellos que me reconocieron no perdieron la oportunidad de pedir una foto, un autógrafo o de enviarle un saludo a alguien, lo que hice con el mayor cariño del mundo, pero cada minuto fue hermoso compartirlo con ellos sin dinero ni acuerdos en medio, solo como personas de bien que necesitábamos desconectarnos de todo por un rato.
Otro maravilloso detalle era cuando los niños imitaban o se emocionaban, pues incluso a ellos les di gusto con alguna canción que los puso a bailar y esto me convirtió en un niño más, ya que solo a esa edad tenemos la libertad del disfrute sin preocuparnos por las consecuencias que acongojan a los adultos. Sin embargo, este adulto, después de casi dos horas muy entretenidas, acaba de descubrir que su mala racha no ha terminado y que la vida decidió que sería una excelente idea hacer aparecer a mi ex en un gran momento para mí.
Juro que intenté hacerme el desentendido al acercarme a los que me rodeaban, incluso jugué con los niños mientras cantábamos, pero ni siquiera eso fue suficiente para que ella siguiera llamándome mientras se inmiscuía entre el público hasta llegar al frente, así que me rendí, agradecí a todos y guardé mi guitarra, pero antes me acerqué a los padres de los niños para saber si les permitía que les obsequiara un helado con el dinero que recolecté, total, no hice esto con fines de lucro, sino para conectar conmigo mismo y el mundo.
—Ese fue un hermoso detalle —Dios, universo, Lucifer, Buda, Alá, ¡quien sea!, ¡AYÚDAME!
—Gracias, con permiso.
—Andy.
—Ahora no, Catalina, estoy ocupado.
—Si lo estuvieras no estarías aquí —detesto que me conozca tanto…—. Andy, no quiero molestarte, es solo que te escuché cantar y quise saludarte.
—Muy bien. Hola y adiós, que te vaya bien —intercedió mi paso colocando su cara de cachorro abandonado.
—Andy, por favor.
—¿Qué quieres?
—¿La verdad? —asentí intentando no desesperarme—. Estaré en una sesión fotográfica cerca de aquí, el nuevo director estará presente y estoy nerviosa porque me tocará sola por primera vez con él.
—Felicidades, me alegro que te esté yendo excelente, aunque deberías darte prisa para que no llegues tarde y más si él estará en la sesión —de nuevo intenté escapar, pero ella me sujetó del brazo metiéndose en mi camino… otra vez.
—Por favor, Andy, ayúdame, solo te pido que me acompañes. Por favor —ese último “por favor” cantado como una niña que hace su puchero, fue la daga en mi pecho.
Intenté pensar en alguna excusa rápida, pero eso no siempre funciona conmigo y menos con ella que me conoce bien, en especial cuando sabe que quiero mentir.
—Escucha, sé que estás nerviosa y todo lo demás, pero debo irme.
—No me hagas esto, por favor, solo quédate conmigo media hora, no te pido más.
—¿Y por qué no se lo pides a otro?
—Te quiero a ti, tú siempre supiste cómo hacerme sentir bien… En verdad me sentiría más segura contigo.
Hoy más que nunca detesto ser como soy…
Al final accedí a ser arrastrado por ella hasta el lugar donde se haría la sesión que, para mi buena suerte, sería al aire libre, me quedé sentado a un lado en lo que se vestía y la arreglaban, aunque increíblemente fueron rápidos, pero para mí era eterno cada minuto que pasaba en ese lugar.
Durante la sesión se ocupó de lo suyo en lo que yo veía al director junto a otras personas opinando, debatiendo y de vez en cuando haciendo correcciones, Cata sí se veía bastante nerviosa y cuando parecía llegar a su límite, me observaba esperando que hiciera algo, pero me limitaba a quedarme en mi puesto fingiendo que estaba aburrido, quizás así me diría que me fuera antes de tiempo.
Sin embargo, ¿ya dije que mi mala racha no había terminado? Bueno, si no quedó claro, basta con decir que llegó una fanaticada de Catalina queriendo algunas fotos y autógrafos, pero entre estas, hubo unas cuantas que señalaron en mi dirección, por suerte me podía hacer el loco gracias a que tenía gafas oscuras y mis audífonos puestos, pero escuchaba y veía con mucha claridad el increíble problema que se aproximaba al notar el director la presencia de la fanaticada.
Ante esto, él llamó a Catalina y hablaron viendo en mi dirección, jamás se dieron cuenta de que estaba al pendiente de ellos, pero tantas miradas me daban mala espina y más cuando ella caminó hacia mí.
—¿Andy…? —¿ahora qué?…
Retiré mis audífonos siguiendo mi pequeña actuación.
—Dime.
—¿Te tomarías algunas fotografías conmigo? El director está encantado con la sesión que hicimos el otro día y las fans están pidiéndolo.
—Ahora no, estoy cansado y ya debo irme, dijiste que solo sería media hora.
—Por favor, solo serán algunas fotos.
—¿Algunas fotos? Tengo que cambiarme, pasar a maquillaje y mil cosas más que no quiero hacer.
—¡No, claro que no! Te ves increíble así como estás, solo te harán un maquillaje rápido y empezamos. Por favor —de nuevo su puchero…
—No, de verdad que no.
En eso las chicas animaron para que accediera y Catalina les dio pie diciendo que yo no quería, fue demasiado incómodo, pero más ridículo era que siguiera ahí en vez de irme.
—Vamos, solo unas cuantas, escucha cómo lo quieren también —excelente estrategia la suya al saber que no sirvo para estas cosas y menos cuando se hace bajo presión.
Aunque estaba resuelto a irme al tomar mi guitarra, el director y el fotógrafo se me acercaron haciéndome la oferta, me negué dando la misma excusa que a ella, pero ellos presionaron más fuerte, así que accedí si hacían todo en máximo media hora para no faltar a mi supuesto compromiso y enseguida corrieron a arreglarme en lo que Cata se cambiaba de vestuario.
Al comienzo me encontraba bastante incómodo por la cercanía de ella y más porque la sentía muy encima, por suerte el fotógrafo se dio cuenta solicitando poses menos comprometedoras que me fueron relajando, sacó otras solo con mi guitarra, también con Catalina lejos y después nos volvió a reunir, pero permitiéndome escoger las poses donde me sintiera más cómodo con ella sin que se viera falso.
Sé que soy un idiota, sé que no debería estar aquí, pero no puedo negar el hecho de que gracias a su dirección pude soltarme al punto de disfrutar la sesión recordando buenos momentos vividos con ella, tanto así, que me sentí igual a cuando éramos amigos y nos invitábamos a salir.
A pesar de todo, no puedo decir que toda mi relación fue un desastre con Cata porque por algo nos enamoramos de las personas y decidimos dar ese paso, y mis citas fueron maravillosas con ella.
—¡Muy bien, unas abrazados y finalizamos! —ordenó el fotógrafo.
Al estar inundado de estos bellos recuerdos, la abracé como entonces con ella de espaldas, después se giró, creí que dejaría sus manos en mi pecho o algo similar, incluso que las cruzaría detrás de mi cuello, pero me tomó desprevenido al atraerme hacia ella plantándome un beso frente a todos que me dejó petrificado. Las fans gritaron emocionadas, las fotos resonaron en segundos y con mucha delicadeza la separé sintiéndome muy confundido al respecto.