Eva Al bajar del coche pude ver el gran edificio en el que nos detuvimos, no era un edificio común como los que había por toda la ciudad, este era enorme y lleno de vida, desde el más simple pasto hasta la flor mas bonita y colorida que haya visto. Christian tomó mi mano y mientras caminábamos hacia en interior saluda amablemente a uno que otro empleado. El interior del edificio te daba la bienvenida con un gélido recibimiento, de paredes impolutas y sobrias. -Señor Ross, un placer tenerle de vuelta. -le dice una chica morena detrás de la recepción. -Lilian. -asiente amablemente con la cabeza. Me jala literalmente por el gran edificio hasta llegar al ascensor, subimos y ni siquiera me doy cuenta de que nuestras manos siguen entrelazadas. Veinte pisos después el timbre del ascensor s