Crucé las piernas y me acomodé esperando que hablara. Estaba nervioso, lo notaba en sus movimientos y en cómo pasaba sus ojos entre el suelo y mi cara. -No tengo todo el día -dejé claro. -Yo... -comenzó -quería disculparme por lo que pasó ayer. Levanté las cejas nada impresionada. ¿Eso es todo? Phill carraspeó y levantó su mano para seguir él. -Hijo, déjame a mi. -No -contestó Daniel -Yo...necesito decirle. Estaba haciendo el esfuerzo de su vida intentando encontrar las palabras adecuadas. -Tal vez si los dejamos solos -sugirió Julia. -Un poco tarde para eso ¿no? -cuestioné. Sus mejillas se sonrojaron por la vergüenza de recordarle cómo se metió en mi relación enturbiándola más. Me quiso dejar ante su hijo como una alcohólica bipolar practicante, pero ahora se ponía en el