Dayana va caminando a pasos lentos por el sendero levemente mojado del jardín lateral. Su cuerpo se siente ligero y sus piernas no dejan de temblar a medida que avanza hasta la mansión. Por su rostro caen un par de lágrimas y ni siquiera sabe exactamente del motivo real, si es la culpa, o es amor, o ambas cosas a la vez. Su mente está hecha un caos y eso la asusta. Sus propios pensamientos y sentimientos y lo que vaya a suceder después de esto, la tienen aterrorizada. Cuando Lían le propuso esto, ella se opuso, pero no puede contra su naturaleza y tampoco Lían, y eso los trajo hasta aquí. Suelta un sonoro suspiro cuando llega hasta la entrada principal. Se queda allí por un buen rato, únicamente observando la puerta sin tener el valor suficiente de abrirla. —¿Qué pasará ahora? —Se preg