No importa cuanto intentes disipar un mal momento, el reloj en su gran mayoría es tu peor enemigo y te hace enfrentar a la realidad quieras o no. Sinceramente, me siento incomoda utilizando este corto vestido color n***o y con mi cabello peinado en ondas, pero al mismo tiempo entiendo que debo dar la impresión de ser una mujer felizmente prometida con su novio y que tiene una relación inquebrantable. Respiro hondo, y el escuchar el sonido de la puerta de la habitación abriéndose, me sobresalta un poco. Escucho los pasos de Mykel y cuando finalmente aparece frente a mí, ambos nos quedamos mirando como si esto se tratase de una escena de película. —Guau… te ves… es que… —dice un poco nervioso y sonrió levemente. Lo observo detenidamente y me distrae la manera en la que le queda ese pantal