Este primer día en Capri está siendo de ensueño, disfrutar de mi esposo, de la familia, de mi hija, y de este precioso paisaje es algo que me da paz. Me encanta que nuestras familias se lleven tan bien y que ahora estemos todos sentados alrededor de esta hermosa mesa disfrutando de una cena entre risas y anécdotas que por suerte dejan atrás aquel pasado que tanto me lastimo.
—Hija, ¿estás lista para buscar tu vestido mañana? —me pregunta mi madre y asiento sin dudarlo ni un solo minuto.
—Mucho más que lista, tengo muchas ganas de que Mykel y yo nos casemos como debimos hacerlo la primera vez —digo mirándolo con todo este inmenso amor que siento por él y que me tiene suspirando a cada instante.
—No ha pasado mucho tiempo desde que Nahía y yo nos hemos casado, pero si me preguntan a mí,
