Haber conocido a Micaela ha sido otro duro golpe. Saber que Malí tiene una media hermana es muy fuerte, sobre todo cuando su historia es la misma. No dejo de pensar que tal vez en un futuro ellas quieran conocerse, que quieran saber su historia, y eso es algo que me mortifica muchísimo. Finalmente llego a casa sintiéndome exhausta física y mentalmente. Ha sido un día largo, uno lleno de emociones y lo único que quiero es abrazar a mi esposo y a mi hija. Al abrir la puerta, al primero que veo es a él quien viene enseguida hacia mí. —¡Mi amor! No sabes lo preocupado que estaba —me dice abrazándome con todas sus fuerzas—. ¿Dónde has estado? ¿Te encuentras bien? —dice separándose un poco de mi para poder verme de pies a cabeza. —Estoy bien… bueno dentro de lo que cabe —murmuro. —Hija, has