El silencio por parte de Mykel me hace pensar que se ha arrepentido de su propuesta. Solo subimos al coche para ir al hospital a que revisen a Malí y él rápidamente pone en marcha el coche. No sé que hacer, ¿le pregunto? ¿Hago de cuenta que no dije nada? Tengo muchas dudas y tengo claro que los nervios y el miedo tal vez me han hecho precipitar, pero ¿y si no es así? ¿Y si de verdad la única salida que queda para salvaguardar a mi hija de ese hombre es esta? Estoy llena de miedos, pero también tengo claro que debo hacerme fuerte por y para ella. En un acto de valentía lo miro y él sigue mirando hacia el frente concentrado en el tráfico. —Mykel… —digo con miedo. —Te escuche Nahía, y no te preocupes no me he arrepentido de la propuesta que te hice —me deja saber haciendo que me sienta al