Al día siguiente: 17 de julio Las horas de sueño se han disminuido a la nada misma, y es que desde que Mykel y yo acordamos de que hoy viajaríamos a Melbourne no puedo estar en calma. Desearía que toda esta pesadilla terminara de una vez por todas, pero lamentablemente no es así. No dejo de preguntarme si en algún momento todo esto acabara. Por momentos tengo la sensación de que todo esto no me esta dejando avanzar en mi vida, y sinceramente, eso es lo que comienza a molestarme más que todo el resto. —¿Ya tienes todo lo que necesitas? —escucho la voz de Mykel mientras que cierro la maleta. —Si, aunque no saber cuánto tiempo estaremos allí no me ha dejado empacar como se debe. Cuando viajas con niños, todo es mucho más complicado, ¿no? —menciono y sonríe. —Definitivamente, yo también e