(Esa misma noche) Los anocheceres en Capri son de ensueño, o tal vez es que junto a él todo se ve mucho más bello. Sus brazos amarrados a mi cintura me hacen sentir en casa y su respiración en mi oído me corta la respiración. —¿Qué tal te ha ido escogiendo el vestido? —me pregunta casi como si fuese un susurro y sonrió. —Muy bien, tu madre es increíble —comento volteándome entre sus brazos—. ¿y a ti? ¿Cómo te ha ido? —averiguo y esa sonrisa me desarma. —Me alegra saber que mi madre y tu se llevan bien —menciona y besa la punta de mi nariz para luego me besa castamente—. A mi me ha ido muy bien, me he ido a tomar unas copas con tu padre después de escoger el traje —me cuenta tomándome por sorpresa. —¿Solo tu y él? —inquiero como tratando de entender la situación. Mykel asiente y me vu