Llevamos horas entrando a cada negocio, hablando con cada persona, e incluso viendo horas de grabación de cámaras que creíamos que podrían ayudarnos. Estamos muy cansados, Malí no para de llorar, y Blaz se queja a cada rato porque tiene hambre. No es fácil hacer una investigación como esta con niños, pero ha sido imposible hacer arreglos para que alguien los cuidara. —¿Cenamos aquí? —me propone cuando pasamos frente a la puerta de un restaurante. —Si, ya luego nos vamos al hotel, estamos todos cansados —digo desanimada. —Mi amor, ya verás que pronto encontraremos algo —me alienta mientras que entramos al restaurante. —Ojalá —es lo único que puedo responder. […] Esta más que claro que cuando las cosas no salen como uno quiere, lo más fácil es guardar silencio. Los dos sabemos que dec