Aquella tarde Alessandro se quedó todo el tiempo junto a Georgia, mimándola, cuidándola y haciéndole saber que, sin importar el pasado e incluso sin importar lo que ella creyera sobre él, él estaba ahí a su lado. -Es la primera vez que estar dentro de una habitación de hospital no parece algo del todo negativo – dijo ella, sonriéndole con dulzura – no me malinterpretes, no estoy feliz de que mi padre esté en coma, pero de alguna forma, tengo un presentimiento que me dice que él estará bien. -Es un hombre fuerte, recuerdo que fue lo primero que pensé al encontrarlo, que ese hombre era como un roble grueso y macizo – aseguró Alessandro. -Cuéntame cómo fue todo cuando lo encontraste, ¿Cómo conseguiste que él viniera hasta acá? -Te lo contaré, pero tienes que prometer que después de qu

