Con la adrenalina corriendo por cada una de sus venas, Alessandro llegó hasta la estación de policía, donde esperaba ver al desgraciado que quiso hacerle daño a su familia, Alessandro atravesó el umbral de la puerta, siendo recibido por el aroma a tabaco que salía del lugar. Con pasos firmes y decididos, Alessandro se acercó al mostrador de atención al público, donde un hombre, con una expresión aburrida y parca levantó la vista de forma más bien desinteresada para atenderlo. -¿En qué puedo ayudarte? - preguntó él, con una voz cansina. Alessandro luchó por contener la angustia que lo asfixiaba y habló de forma firma y amargada. -Necesito saber qué ha pasado con el hombre que causó problemas en el pabellón de maternidad del hospital central, dijeron que lo trajeron aquí. El hombre as

