Georgia y la abuela se miraron de reojo, ambas asustadas por la situación que estaban viviendo en ese momento, ninguna de las dos sabía que hacer, ciertamente las mujeres se encontraban sumamente confundidas. -Esto no es un vehículo del hotel, ¿Cierto? – preguntó Georgia, tragándose el nudo que estaba asentado en su garganta. Sin importar el tratamiento que la abuela Bianca estaba recibiendo, la verdad era que, su cuerpo estaba débil y Georgia solo esperaba que ella fuera lo suficientemente resiliente como para soportar aquello. Aun cuando Georgia no sabía todavía como diablo saldrían de aquel problema. -¿Tú que crees, muñeca? – dijo el mismo hombre de la playa, respondiendo con fastidio. -¡Esto es ilegal! – gritó ella – ustedes suplantaron la identidad de los empleados del hotel n

